El implante que le devolvió la visión: EndoArt
- BYTHEWEB
- 30 sept
- 2 Min. de lectura
La tecnología despierta debates intensos: ¿nos deshumaniza o nos acerca más a lo que somos capaces de lograr?
En medio de las discusiones sobre la inteligencia artificial y sus sesgos, surge una innovación que no se mide en likes ni algoritmos, sino en algo mucho más básico: la capacidad de volver a ver.
Ese mismo verbo —sesgar— cobra un nuevo sentido. Hoy existe un implante que “sesga” el paso del líquido dentro de la córnea para que no se inunde y, así, devolver la visión.
No es metáfora ni ciencia ficción. En Inglaterra, un hombre de 91 años volvió a ver a su esposa gracias a una capa artificial implantada en su córnea.
El dispositivo se llama EndoArt. Es una membrana sintética de apenas 50 micras de espesor, transparente, con forma de domo, hecha de acrílico hidrofílico biocompatible. Se coloca en la cara interna de la córnea; no regenera células, sino que actúa como barrera para que el humor acuoso no siga empapando el estroma. Con eso, la córnea recupera transparencia y el paciente, visión.
La cirugía es mínimamente invasiva: se introduce el disco, se posiciona con una burbuja de gas y, según el caso, se asegura con una sutura. El implante viene en caja, no necesita donante, tiene vida de estante de hasta tres años y la intervención puede durar apenas 30–40 minutos.
Resultados clínicos
En un estudio prospectivo con 24 pacientes, tras 12 meses, el grosor corneal se redujo de 759 a 613 μm y la agudeza visual mejoró significativamente. El 60% ganó tres o más líneas de visión en la escala ETDRS.
Otra serie temprana (5 pacientes) mostró mejorías en transparencia y reducción del dolor.
En España, un ensayo con 5 pacientes mostró resultados positivos sostenidos durante 5 años.
Durante décadas, la córnea fue el símbolo de la escasez: 12,7 millones de personas esperan un trasplante y solo 1 de cada 70 lo recibe. En el Reino Unido, se necesitan 350 ojos por semana y apenas se donan 88. El implante sintético no resuelve todo, pero abre una segunda vía: disponibilidad inmediata y escalabilidad industrial. Deshumaniza cuando cedemos la brújula ética y delegamos nuestras decisiones en la novedad.
Humaniza —y mucho— cuando devuelve visión, cuando transforma la suerte de una donación en la capacidad de crear soluciones.
Fuentes
The Guardian — caso del primer paciente en Inglaterra y recuento global de receptores.
Cornea Journal — estudio prospectivo multicéntrico (24 pacientes, 12 meses).
ESCRS EuroTimes — descripción del material y evolución de la técnica.
JAMA Ophthalmology — 12,7 millones en lista de espera y solo 1 de cada 70 cubierto.
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